sábado, 24 de agosto de 2013



Papa Francisco ataca la globalización y exige diálogo, prudencia y generosidad frente a la protesta ciudadana



El Papa Francisco fustigó hoy el lado oscuro de la globalización –la droga, el alcohol, el sexo–. reclamó prudencia y generosidad a los grandes empresarios y diálogo constructivo frente a las protestas ciudadanas.
papa franciscoIgualmente pidió a la Iglesia no dejarse arrastrar por el frenesí de la eficiencia y ofrecer “calma” en un mundo atraído por “lo que cada vez es más veloz, el Internet veloz, coches y aviones rápidos, relaciones inmediatas”.
Además, reclamo una mayor participación de las mujeres en la iglesia católica, al asignarle “un papel fundamental en la transmisión de la fe” y advertir que si la iglesia pierde a las mujeres se expone a la esterilidad.
Los pronunciamientos los hizo en varias intervenciones en su sexto dìa de visita al Brasil.
En un encuentro con la clase dirigente de Brasil en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, el Papa Francisco pidió a los dirigentes que sean “responsables”, que “rehabiliten la política” y piensen las consecuencias de sus decisiones, ante los “gritos que piden justicia”.
“Quien actúa responsablemente pone la propia actividad ante los derechos de los demás y ante el juicio de Dios. Este sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes”, precisó.
El sumo pontífice indicó que el futuro exige “una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza” de forma que “a nadie le falte lo necesario y se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad”. “Este es el camino a seguir”, puntualizó.
Recordó que en la época del profeta Amós, era muy fuerte la admonición de Dios: “Venden al justo por dinero, al pobre por un par de sandalias. Oprimen contra el polvo la cabeza de los míseros y tuercen el camino de los indigentes”. Y subrayó que “los gritos que piden justicia continúan todavía hoy”.
Por ello recomendó ir “al centro de los males de una sociedad” y de superarlos “con la audacia de acciones valientes y libres” consiste en ” elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés por el bien común”.
También pidió que se elija la opción del “diálogo constructivo” que siempre se puede encontrar “entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta”.
“Hoy se apuesta por el diálogo o todos perdemos”, expresó el sumo pontífice, en reunión con políticos, diplomáticos, líderes comunitarios, intelectuales, empresarios, artistas y líderes de las principales comunidades religiosas de Brasil.
Francisco consdieró “fundamental para afrontar el presente el diálogo constructivo” y agregó que entre la indiferencia egoísta y la protesta siempre hay una opción posible, el diálogo”.
El sumo pontífice señaló que cuando los líderes “de los diferentes sectores” le piden consejos, su respuesta siempre es la misma, “diálogo, diálogo, diálogo”, en este sentido, “enfatizó que el mundo no es posible sin conversaciones constructivas, y que la única manera que los pueblos avancen es con la cultura del encuentro, “una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo bueno en cambio”, insistió.
El Papa Francisco fustigó duramente la “globalización implacable, la urbanización a menudo salvaje” de cuyas posibilidades “muchos se han enamorado”.
Aunque admitió que en la globalización hay algo “realmente positivo”, dijo que hay un “lado oscuro”, en el se encuentran “los intentos fallidos de encontrar respuestas en la droga, el alcohol, el sexo, convertidos en otras tantas prisiones”; “la confusión del sentido de la vida; la violencia sutil pero implacable, la ruptura interior y las fracturas en las familias; y el veneno interior que hace de la vida un infierno”.
Según el Papa, hoy hace falta una Iglesia que se ponga “en marcha con la gente” y que se dé cuenta de que “las razones por las que hay quien se aleja, contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno”. “Quisiera que hoy nos preguntáramos todos: ¿Somos aún una Iglesia capaz de inflamar el corazón? ¿Una Iglesia que pueda hacer volver a Jerusalén?”, preguntó.
Finalmente, el Papa Francisco pidio promover una mayor participación de la mujer en la iglesia, durante el almuerzo con los cardenales de Brasil, la presidencia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), los obispos de la región y el séquito papal en Sumaré, en Río de Janeiro.
“No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participación activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad”, proclamó el sumo pontifice.
El Papa dijo que se requiere una Iglesia “capaz de redescubrir las entrañas maternas de la misericordia” para poder insertarse en “un mundo de heridos, que necesitan comprensión, perdón y amor”.
Igualmente destacó la importancia de “reforzar la familia”, que “sigue siendo la célula esencial para la sociedad y para la Iglesia” y de cuidar a los jóvenes que son “el rostro futuro de la Iglesia”.
Además, sostuvo que una lección que la Iglesia “ha de recordar siempre” es “que no puede alejarse de la sencillez”. “A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente”.
De otro lado, el Papa Francisco fustigó duramente la “globalización implacable, la urbanización a menudo salvaje” de cuyas posibilidades “muchos se han enamorado”.
Aunque admitió que en la globalización hay algo “realmente positivo” también hay un “lado oscuro”, en el se encuentran “los intentos fallidos de encontrar respuestas en la droga, el alcohol, el sexo, convertidos en otras tantas prisiones”; “la confusión del sentido de la vida; la violencia sutil pero implacable, la ruptura interior y las fracturas en las familias; y el veneno interior que hace de la vida un infierno”.
Por ello, el Papa Francisco ha apuntado que hoy hace falta una Iglesia que se ponga “en marcha con la gente” y que se dé cuenta de que “las razones por las que hay quien se aleja, contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno”. “Quisiera que hoy nos preguntáramos todos: ¿Somos aún una Iglesia capaz de inflamar el corazón? ¿Una Iglesia que pueda hacer volver a Jerusalén?”, ha exclamado.
Asimismo, considera necesaria una Iglesia que ofrezca “calma” en un mundo atraído por “lo que cada vez es más veloz: Internet veloz, coches y aviones rápidos, relaciones inmediatas”. ¿O acaso también la Iglesia se ve arrastrada por el frenesí de la eficiencia?”, ha preguntado el Pontífice.

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